martes, 30 de octubre de 2012

Ciudadan@s de Primera vs. Ciudadanos de Segunda: EEUU frente a Haití.

Parece que si mueres en el territorio de la primera potencia mundial eres más importante para el resto del planeta tierra que si has muerto en los campos anegados por el huracán Sandy en el desgraciado país más pobre de las Américas. 

Haití parece estar condenado eternamente a sufrir los males de las plagas apocalípticas. Siempre estará ahí como muestra testimonial de que no se puede ser más desgraciado.

El país con la menor renta per cápita de toda América, uno de los más pobres del mundo, al que llegan millones y millones de euros de la cooperación internacional, pero de los que no se sabe bien qué se hace, porque el resultado no se ve, es una nación desgraciada. 

Terremotos devastadores, huracanes que lo arrasan todo y dejan una estela de muerte y destrucción de la que no da tiempo recuperarse, son el pan de cada día en aquella nación que hace doscientos años abrazó la bandera de la libertad, la vanguardia y el progreso económico, la abolición de la esclavitud, y que fue el faro que iluminó a grandes revoluciones como la encabezada por Simón Bolívar en la Gran Colombia colonial, o que inspiró a los burgueses dominicanos bajo el mando de José Núñez de Cáceres y les impulsó a proclamar la independencia de España en 1821. 

La nación que siguió los pasos de las Trece Colonias Británicas y que se proclamó libre de toda dominación extranjera en 1804, ha perdido el rumbo. Y lo peor es que no sabemos en qué momento ocurrió, ni si lo encontrará algún día. 

La antigua colonia francesa que alguna vez fue la más próspera de todo el Caribe Insular no es más que una nación destrozada por la desesperanza. Sus ciudadanos no conocen lo que son los servicios básicos de acceso a la salud, a la alimentación, a la educación. El nivel de desforestación en ese tercio de isla alcanza prácticamente el 100% de su territorio. Y no hacemos nada por ayudarles. 

La gloriosa República de Toussaint Loverture, de Boyer, Petión, Dessalines, Herard, Souffrant y de otros grandes líderes del movimiento revolucionario de Las Américas, olvidados en los libros de historia universal, quizá por la negritud de la que hacían gala, hoy sigue ese camino desesperado por un túnel al que no se le ve la luz. 

Estos días cuando Haití ha sido arrasada por el huracán Sandy los medios de comunicación de todo el mundo hacen mención anecdótica del suceso, a pesar de que allí hay más de medio centenar de fallecidos. El Caribe ha sufrido una vez más la embestida de la naturaleza y no se reseña con la importancia debida que en Jamaica, Cuba y en las otras Antillas las perdidas humanas han sido importantes y las materiales muy significativas. 

El drama, la alarma y todos los focos se centran en aquella nación del "primer mundo" que se ve amenazada por un huracán que viene a arrasarlo todo. Nueva York, capital del mundo, se anega y se colapsa. Mueren personas, algo que siempre es triste, pero parece que sus vidas fueran más importantes que las de los que la perdieron en las inundaciones de Haití. 

Seguimos en un mundo lleno de ciudadanos de primera y de segunda, por más que nuestros esfuerzos se centren en eliminar esas desigualdades. Me duele, sinceramente me parte el alma. El primer y el último mundo están extremadamente alejados. Es evidente. Pero siempre habrán hombres y mujeres que estarán dispuestos a alzar la voz, aunque no se les escuche o algunos se hagan los sordos. 

domingo, 21 de octubre de 2012

O nos reinventamos o pereceremos. Elecciones 21-O

¿Qué nos está pasando? ¿Qué es lo que sucede con el PSOE que no levanta cabeza? Desde luego, y a pesar de los altos índices de abstención en las elecciones en Galicia y Euskadi este #21-O, lo que parece más probable es que no terminamos de conectar con los ciudadanos. 

Creo que la autocrítica que debemos hacernos los socialistas debe empezar por reconocer que no estamos haciendo bien las cosas. Los ciudadanos aún nos están pasando factura por los bandazos de la anterior legislatura, que sepultó a Zapatero después de haber encabezado uno de los mejores gobiernos de la democracia, por la desgracia de la crisis internacional y el estallido de la burbuja inmobiliaria. 

Los socialistas no nos movemos de casa para ir a votar, y los votantes de izquierda que nos dieron su confianza en 2004 y 2008 se van a otras opciones que parecen defender con mayor ahínco los intereses generales de los españoles y las españolas. 

Nuestros dirigentes utilizan un mapa obsoleto y una brújula dañada, que nos llevan sin rumbo fijo hacia no sabemos donde. El abismo es lo más probable. La sombra del PASOK ya no nos es tan desconocida. Y cada día aumenta el descontento, la indignación y la desmotivación de los militantes. Los simpatizantes son los mínimos y ya nos es complicado defender nuestro discurso, porque esa llamada "oposición útil" no nos hace bien. 

El PSOE debe reinventarse, reorganizar su liderazgo y  dotar de frescura al partido, porque somos los que hemos defendido las más avanzadas posturas sociales y somos el partido que más se parece a España. Si somos federalistas, hagamos federalismo. Si somos de izquierdas, hagamos izquierda.

Expiemos nuestros pecado, pidamos perdón y remendemos lo que hemos roto. Volvamos a ilusionar y a ofrecer un proyecto creíble y ejecutable, con la mirada puesta en la política social, en la defensa de la laicidad, en el bienestar social y en la España plural, diversa y multiétnica.

Al socialismo español le queda una cita por delante el 25-N  en Catalunya, donde nuestros compañeros y compañeras del PSC se la juegan también. No esperemos llegar al final del camino sin tener una respuesta a los que aún creen en nosotros, pero a los que no hemos sabido, de momento, convencer. 

jueves, 4 de octubre de 2012

25-S. NO HAY DELITO.

España se calienta por segundos. La agitación social va en aumento y amenaza con la ruptura de la paz social. Las manifestaciones contra los brutales recortes del gobierno de Rajoy, quien llegó a la Moncloa con un programa electoral plagado propuestas milagrosas, y quien vendió durante la campaña electoral, después de haber encabezado una oposición absolutamente desleal, entre otras cosas, que con su sola presencia se arreglarían los problemas del paro, se frenaría la sangría de la prima de riesgo y reflotaría de forma inmediata la economía, resultó ser una enorme mentira. 

Él y su partido han engañado a los ciudadanos y no sólo no han cumplido con sus promesas, sino que han metido la tijera sin contemplaciones en todos aquellos apartados sagrados como la sanidad y la educación. 

La indignación social crece cada día. El sentimiento de desconexión de muchos ciudadanos con los políticos aviva ese fuego, y las protestas a lo largo y ancho del país se suceden cada vez con mayor frecuencia. 

La convocatoria del 25-S entuvo envuelta desde el primer momento en un halo de misterio, por la poca información que trascendió, el hermetismo con el que manejó y algunos de sus postulados. Despejadas las dudas sobre las intenciones de los convocantes quienes en un primer momento denominaron la misma como "Ocupa el Congreso" pasando a convertirla en "Rodea el Congreso", la protesta parecía calar en muchos ciudadanos. 

La concentración discurrió sin ningún incidente hasta el momento en el que unas personas intentaron sobrepasar el cordón policial, dando inicio a las cargas policiales que hemos visto una y otra vez por los medios de comunicación y las redes sociales. Hoy sabemos que muy probablemente los que iniciaron los altercados fueron policías infiltrados enviados especialmente para reventar la protesta. 

Desde luego que las cargas policiales fueron desproporcionadas. La irrupción en la Estación de Atocha es incomprensible. Las identificaciones en bares y otros lugares de la zona, desmedidas. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado actuaron con un nivel extremo de violencia que no se correspondía para nada con las formas y acciones de los que protestaban en ejercicio de sus derechos constitucionales. 

Y eso lo deja bien claro el Auto de la Audiencia Nacional por el que se archiva la causa abierta contra 8 de los convocantes de la manifestación al no encontrarse hechos constitutivos de delito. El juez Santiago Pedraz hace una relación minuciosa de los hechos y desmonta cada uno de los argumentos en contra de los imputados, acusados de un delito contra las Instituciones del Estado de la Sección 1 del Capítulo III  del Código Penal. 

En el Razonamiento Jurídico Octavo, el juez analiza los artículos 493 y 494 del CP. El primero de estos artículos reza: "Los que, sin alzarse públicamente, invadieren las sedes del Congreso de los Diputados, del Senado o de una Asamblea Legislativa de Comunidad Autónoma, si están reunidos, serán castigados con la pena de prisión de tres a cinco años". El juez acierta al decir que "... este delito no pudo ser  cometido por los aquí imputados, máxime si en la convocatoria no se dice nada al efecto ni algo parecido, teniendo en cuenta que invadir consiste en entrar violentamente en un lugar,  que en el caso sería la  sede del Congreso, lugar que,  desde luego, no pueden ser (so pena de hacer una interpretación extensiva del precepto, prohibida en Derecho Penal)  las calles aledañas".

El tipo penal del artículo 494 habla de la alteración del normal funcionamiento de Las Cortes. Como no se produjo tal alteración el juez Pedraz dice en el Auto que "el elemento consecuecional de este tipo penal no se cumple, pues  no hubo alteración alguna (...) Y, desde luego, el hecho de convocar bajo los lemas  de  rodear, permanecer de forma indefinida …, exigir un proceso de destitución  y ruptura del régimen vigente, mediante la dimisión del Gobierno en pleno, disolución de las Cortes y de la Jefatura del Estado, abolición de la actual Constitución e iniciar un proceso de constitución de un nuevo sistema de organización política, económica o social en modo alguno puede ser constitutivo de delito, ya no solo porque no existe tal delito en nuestra legislación penal, sino porque de existir atentaría claramente al derecho fundamental de libertad de expresión, pues hay que convenir que no cabe prohibir el elogio o la defensa de ideas o doctrinas, por más que éstas se alejen o incluso pongan en cuestión el marco constitucional, ni, menos aún, de prohibir la expresión de opiniones subjetivas sobre acontecimientos históricos o de actualidad...".

En el Razonamiento Jurídico Noveno se refiere a la penetración con arma u otro objeto en el Congreso. Al no haberse producido dicha acción en el lugar tampoco puede considerarse el tipo penal. "...no puede hacerse responsables de delito a los convocantes por actos realizados por terceras personas  que se extralimitan en el objeto de la convocatoria."

El perímetro de seguridad se estableció muy lejos de lo que son los muros del Congreso de los Diputados, Sus Señorías pudieron acceder y salir sin ningún problema en el Congreso, la propia Delegada del Gobierno había autorizado la manifestación. Por tanto, y basándose en el propio atestado 4705 de la Unidad Policial, el acta de sesiones del Congresos de los Diputados y otras informaciones obtenidas durante la instrucción, el juez procede a archivar el caso, de una forma bastante acertada, haciendo una correcta interpretación de los tipos penales imputados a los convocantes del 25-S. 

Un Auto no exento de polémica por el juicio de valor plasmado por el propio juez al referirse a la denominada "clase política". Salvando dicha consideración, que en mi opinión no corresponde a un miembro de la judicatura, el Auto es impecable. Hay que buscar otros culpable que, en ningún caso, no son los ciudadanos, y menos cuando ejercen su legítimo derecho a la manifestación pacífica.