viernes, 30 de marzo de 2012

REALIDADES Y PERSPECTIVAS DE LA DIÁSPORA CARIBEÑA: REIVINDICACIONES SOCIALES Y MOVIMIENTOS CIUDADANOS



UNA MIRADA AL SURGIMIENTO DEL MOVIMIENTO FEMINISTA EN EL CARIBE INSULAR HISPÁNICO: LA LIBERACIÓN DE LA MUJER CARIBEÑA COMO ELEMENTO POSITIVO EN LA DIASPORIZACIÓN.*

Las realidades definen aspectos de una situación específica. Hablan de lo real, de lo que ciertamente sucede alrededor de una determinada cuestión. Pero esas “realidades” se ven muchas veces maquilladas por otras “realidades” que no son tan ciertas, y que intentan ocultar la verdad que debiera aflorar.

La diáspora caribeña conoce muy bien ese “ejercicio cosmético” para disfrazar la realidad que les acompaña y les ha marcado a lo largo de toda su historia, tanto fuera de sus terruños como en los lugares en donde se han establecido.

Y de toda esa amalgama de realidades de los caribeños y caribeñas, las mujeres han sido las más afectadas en sus reivindicaciones sociales, porque han padecido la misma suerte que otras mujeres en todo el mundo. A lo que se suma una realidad presente en la mayoría de los países de la Cuenca del Caribe como es la Afrodescendencia, lo que supone un plus para la discriminación y las desigualdades sociales.

La mujer caribeña siempre ha sido combativa y luchadora, ha perseguido el empoderamiento, y en muchas ocasiones ha logrado colocarse a niveles insospechados. Lo podemos ver, por ejemplo, en las primeras publicaciones de los Cronistas de Indias, quienes hablan de una famosa cacica, reina de Jaragua, quien gobernó durante muchos años en la Isla de La Española. Poetisa y con un demostrado sentido de Estado, que pertenecía a la etnia de los Taínos, y se casó con el cacique Caonabo, rey de Maguana, de la etnia Caribe (con los que los taínos de la isla entraban permanentemente en conflicto), uniendo ambos cacicazgos y logrando ostentar el poder de una extensión territorial de más de un tercio de la isla, y la paz permanente porque los Caribe ya no les atacarían al estar desposada con uno de sus reyes.
Hablo de la Cacica Anacaona. Considerada por los cronistas como una intelectual y la que gozaba de un gran respeto en su comunidad, por lo que fue apresada, torturada y ahorcada en 1502 por las tropas del Gobernador Nicolás de Ovando, a pesar de que ella intentó negociar con los visitantes.
Las crónicas nos hablan también de la reina Mencía, última cacica de La Española, quien hizo vida activa en la resistencia aborigen contra los españoles, junto a su esposo el Cacique Enriquillo.

Pero lo más significativo de los documentos que leemos referidos a la época colonial es la nula aparición de las mujeres negras en todo el proceso que supuso la esclavitud y la trata negrera. Esas primeras mujeres de una diáspora obligada fueron un elemento fundamental para la configuración de la realidad social de todo el Caribe. Su participación en la producción a gran escala de la industria azucarera, que hizo florecer la zona tras el agotamiento de las explotaciones auríferas, fue tan significativa en términos totales, que podríamos decir que supera a la aportación de los hombres, como han afirmado algunos analistas, en términos económicos.

No sólo fueron las que criaron los hijos de los amos o cuidaron de sus casas y pequeños huertos, si no que también fueron “braceras” y trabajaron en el corte de la caña y en la producción del azúcar, así como en la destilación del ron, en la crianza masiva de ganado y facilitaron la sublevación y la huída de los hombres hacia las montañas, conspirando y aportando informaciones valiosas para los cimarrones sobre sus amos.

También huyeron a los “manieles” y palenques, y en muchos de los casos fueron las sustentadoras de la economía, porque mientras los hombres estaban guerreando, ellas se ocupaban de las siembras y defendía con todo el ímpetu sus territorios.

El Caribe insular hispánico, que en la idea de Eugenio María de Hostos siempre fue uno sólo, se organizó en torno a los movimientos feministas que surgieron en el mundo. Y este año (2012) podemos celebrar el centenario del movimiento de las feministas cubanas, donde mujeres como Edelmira Guerra, Aurelia Castillo o Ana Betancourt, aparecieron reclamando sus derechos, y dieron pie a que otras mujeres tuvieran el valor de adherirse al movimiento sufragista y fundar en 1912 tres partidos de corte puramente feminista como fueron el Partido Nacional Feminista, el Partido Popular Feminista y el Partido de Sufragistas Cubanas.

En Puerto Rico la figura de Hostos fue importantísima para el empuje del movimiento feminista. Este educador, que se radicó posteriormente en República Dominicana, y está enterrado en el Panteón de los Héroes Nacionales, defendió ya en el siglo XIX, la educación de las mujeres y el derecho de estas a la igualdad de oportunidades, pronunciando su célebre frase en la que reza que “los hombres deben devolver a la mujer el derecho de vivir racionalmente”.

Hostos habla en esta frase de la palabra devolver, entendiéndola como concepto de “restituir” algo que se ha arrebatado a alguien y ha de ser devuelto a su a su titular original, a quien realmente pertenece. Por eso la enseñanza “hostosiana” está muy vinculada a los planteamientos de la poetisa dominicana Salomé Ureña de Henríquez o a la educadora Luisa Ucema Pellerano.

Esa implicación de hombres intelectuales en la lucha de las mujeres por la conquista de sus derechos dentro de la realidad particular de las Antillas, reforzó el movimiento y logró que las mujeres de la República Dominicana pasaran desde la militancia de Socorro del Rosario Sánchez, tras la proclamación de la República en 1844, a un movimiento de derechos civiles y políticos de las mujeres verdaderamente estructurado y con enlaces de apoyo internacionales, que les valieron para alcanzar una de las metas más deseadas: el derecho al sufragio.

En esa labor, la militante feminista dominicana Ana Emilia Abigail Mejía, jugó el papel más relevante, también llegando a destacar Minerva Bernardino y la poetisa Virginia Elena Ortea. Pero pronto su labor se vio afectada por la llegada del régimen trujillista en 1930.

Sin embargo, Trujillo arropó los reclamos de libertad e igualdad de las feministas y, con la intención de dar una imagen de modernidad, para aparecer como un régimen democrático y liberal, en las elecciones de 1934-1938, Trujillo les permitió ejercer el derecho al voto de forma simbólica. Las mujeres que sufragaron tuvieron que poner en la boleta la frase: “yo quiero obtener el derecho al voto”.

Con esta maniobra el dictador comprobó el gran poder de convocatoria de las mujeres y su alto nivel organizativo. Observó un filón de votos e inmediatamente asumió el movimiento creando una Rama Femenina del Partido Dominicano, partido único que sustentaba al régimen. Ese año de 1938 la Presidenta de la Comisión Internacional de Mujeres, la estadounidense Doris Steven, visitó el país, en un momento en el que Trujillo necesitaba limpiar su imagen por la recientemente ocurrida “Matanza de los Haitianos”, de 1937.
Pero no fue hasta el 1942 cuando el dictador ratificó el derecho de las mujeres a ejercer el voto, incorporando de forma inmediata a mujeres fieles al régimen como es el caso de Isabel Mayer, quien se presentó a la Senaduría de la República, o posteriormente a la azuana Milady Felix De L´Official, quien se convirtió en la primera mujer en ocupar una curul en la Cámara de Diputados.

Tras el derrocamiento de la dictadura dominicana, la Dra. Josefina Padilla se presenta a las elecciones de 1962 como la primera mujer candidata a la Vicepresidencia de la República, y para la Revolución de Abril de 1965 no fueron pocas las que empuñaron las armas y se batieron como cualquier hombre en las trincheras de la ciudad de Santo Domingo, a favor de la vuelta a la constitucionalidad de 1963.

Cuba otorgó el derecho al voto a sus mujeres en 1934 y Puerto Rico en 1935. El Caribe insular y continental empezó a otorgar ese derecho plasmándolo en sus constituciones, por lo que El Salvador aprobó el derecho al voto femenino en 1939; Jamaica en 1944; Panamá y Guatemala en 1945; Trinidad y Tobago en 1946; Venezuela en 1947; Surinam 1948; Costa Rica 1949; Barbados, Haití, Antigua y Barbuda, Dominica, Granada, San Vicente y las Granadinas, y Santa Lucía en 1950; San Kitts y Nevis en 1951; México en 1953; Honduras y Nicaragua en 1955; Colombia en 1957; y Belice en 1964.

Por lo que vemos que el derecho al voto femenino es relativamente reciente. Está en una media de entre 50-60 años. Pero ha supuesto el avance más importante en términos de liberación de la mujer. Esto es, que las mujeres pasaron de ser sujetos adheridos a la voluntad del padre o del marido, para ejercer por ellas mismas sus derechos como ciudadanas mayores de edad.

En ese contexto de igualdad, las mujeres pudieron emprender y desarrollar, por ejemplo en caso de la República Dominicana, un proceso de “errancia” (palabra que utiliza mucho en sus disertaciones la escritora puertorriqueña Mayra Santos-Flebes), en el que se desprendieron de ese yugo que no les permitía avanzar, y comenzaron a salir de la isla, afectadas por una serie de situaciones que se suscitaron en el país durante la semi-dictadura de Joaquín Balaguer, donde muchas mujeres partieron a los Estados Unidos, Venezuela, San Martin, y otras pequeñas islas del Caribe, buscando una mejor vida. Pero siempre con la idea de volver a la patria.

Ese elemento de “retorno” siempre ha sido una constante, pero en la mayoría de las ocasiones no ha podido materializarse porque las condiciones por las que salieron del país no han mejorado en los últimos años.

Otra gran oleada de emigración desde Santo Domingo es la que se ha producido, en un primer momento hacia Italia y Suiza, y posteriormente a España. Desde finales de los años 80 y principios de los 90 el flujo migratorio de las dominicanas hacia Europa fue constante. De hecho, mi realidad es que estoy en España gracias a la Reagrupación Familiar.

Las mujeres llegaron con la idea de hacer dinero para poder subsistir y volver a su país, pero se encontraron con una serie de trabas administrativas, con el problema de la regularización, ya que las leyes españolas no contemplaban la asimilación de un proceso migratorio masivo, con el que no estaban familiarizados. España siempre había exportado ciudadanos, pero no los recibía de forma masiva.

Pero esa situación se fue subsanando con los posteriores Planes de Integración como el Plan GRECO, que fue ampliamente criticado por sus tintes “asimilacionistas”; o el PISI (Plan para la Integración Social de los Inmigrantes) y el PECI (Plan Estratégico de Ciudadanía e Integración), que ya hablan de un modelo “intercultural”, diferenciándose del modelo “multicultural” británico, que tantos problemas para la integración ha supuesto.    

Las dominicanas se establecieron en Europa y empezaron por traer a sus hijos y por traer a sus maridos. Un proceso migratorio que ha supuesto un cambio radical tanto en España como en los propios países de origen.

Pero quiero también señalar que la gran apuesta por la emigración de los dominicanos y dominicanas era la de cruzar el Canal de la Mona para llegar a Puerto Rico. Aquella isla, cuyas luces se ven desde la punta de Higüey, fue durante años el destino más asequible, por los métodos empleados para llegar, de los nacionales dominicanos.

Cruzar en Yola (o patera, como la conocen aquí), es una odisea. Muchas vidas se han quedado en el mar y muchos sueños se han roto. Y algo que parecía ya superado, está volviendo a aflorar por la situación de extrema desesperación en la que se encuentran las familias dominicanas por la situación de la economía y las altas tasas de desempleo registradas, donde más del 35% de la población joven está desempleada, y los niveles de educación han descendido tanto que en el último informe del Foro Económico Mundial, de 2011, la República Dominicana está superada incluso por Haití, que cuenta con una menor renta per cápita.

El caso de las migraciones de los ciudadanos de Puerto Rico se da por razones distintas. Una de las principales es porque “son parte y no parte” de los Estados Unidos, y una gran cantidad de boricuas reside en el continente y la otra se encuentra en la isla. Los movimientos independentistas puertorriqueños no han encontrado el suficiente predicamento o adhesión de la mayoría ciudadana. Sin embargo, los puertorriqueños mantienen su identidad y no permiten, quizá de manera no consiente, y a pesar de la gran influencia americana, la eliminación de sus rasgos identitarios como el pueblo y nación que es Puerto Rico.

Y respecto a Cuba, que es un caso sumamente particular por lo que ha supuesto el régimen castrista y el embargo impuesto a la isla; su emigración, en gran medida es, salvando la situación de carencias, el no poder cubrir las necesidades básicas y la gran crisis económica en la que está sumida Cuba desde hace años, se produce por razones políticas. Hay una gran comunidad emigrante cubana, tanto en Miami, donde se repite la misma situación que entre República Dominicana y Puerto Rico con los “balseros”, y los que están viniendo en Europa y se han radicado aquí, conformando una comunidad, que aunque no es muy numerosa como la ecuatoriana o la marroquí, o incluso la dominicana, es importante.

El movimiento de las Mujeres de Blanco es uno de los que goza con mayor reconocimiento internacional, y como saben ustedes, está liderado por mujeres que defienden los derechos de los opositores al régimen de los hermanos castro. Por tanto, volvemos a hablar de mujeres como luchadoras.

Las reivindicaciones sociales de los emigrados que se han establecido en distintos países se han centrado en el reconocimiento de sus derechos de ciudadanía. En la eliminación de las barreras, porque todos somos seres humanos, que en algún momento de nuestras vidas nos podemos ver compelidos a movernos, como está sucediendo en estos momentos que salen más personas hacia el extranjero que las que entran, por los graves efectos de la crisis económica, que ha desestabilizado naciones que se creían fuertes y ha destapado una realidad a la que muchos hicieron ojos ciegos.
Actualmente en España los extranjeros gozan de los mismos derechos que los nacionales. Sólo no se les está permitido ejercer el derecho al voto en las Elecciones Generales, pero sí, y gracias a la ley de voto de los extranjeros promulgada hace un año por el anterior gobierno, los nacionales de países que hayan suscrito acuerdos de reciprocidad con España pueden ejercer el derecho al voto en las elecciones municipales allí donde residan. Lo que supone un avance importantísimo en el reconocimiento del estatus de ciudadanía.

Esas mujeres, principalmente, que llegaron hace muchos años a España con la idea de volver, han terminado quedándose aquí. Se han establecido y contribuyen al crecimiento económico, y también sufres las desgracias de la crisis. Esas mujeres fueron las primeras en organizarse y formar asociaciones que han evolucionado y que hoy podemos decir que existe un gran movimiento asociativo de mujeres y de hombres, también, nacidos en otros países.

Pero es que ya vamos por las segundas generaciones, lo que supone una pluralidad, una multietnicidad y una interrelación multilingüe que, sin duda enriquece esta nueva sociedad, más global.

Pero también los movimientos sociales de los países de acogida, como son el movimiento LGTB en España o en los Estados Unidos, y los avances que han logrado, se están extrapolando a los países de origen. Muchas de las legislaciones en esa materia han cambiado, y eso, en cierto modo, es debido a los procesos de intercambio entre unos y otros.

Todos esos movimientos ciudadanos son parte de un proceso sumamente complejo. Y las mujeres han sido las protagonistas reales de esos cambios y transformaciones que se están produciendo en nuestros países. Las mujeres siempre están a la vanguardia y en pie de lucha. Son merecedoras de todo el respeto porque ellas, ustedes son las verdaderas transformadoras del mundo. 

*Conferencia dictada en la clausura del II Congreso Internacional sobre El Caribe: Cartografías de Género(s), el 29 de marzo de 2012, en el Museo Nacional de Antropología. 

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