Lo cierto es que treinta años dan para mucho. Y más si se trata del caso de España. La Nación de Naciones que es en realidad este terruño entrañable y añorado por muchos de los que desde hace más de quinientos años empezaron a salir a recorrer otras tierras en busca de mejores oportunidades, y por los descendientes de estos mismos que, aunque nunca habíamos estado en ella, amábamos a la Madre Patria tanto como a la propia. La España rural y desarraigada del entorno europeo dio un vuelco hace treinta año con la llegada de la democracia.
Libertades nunca antes vistas, derechos negados por años de opresión tiránica, avances tecnológicos y sociales inimaginables en tan poco tiempo... Ese es la aportación de aquella Carta Magna que nos dieron los Padres de la Democracia, ratificada como tal tras ese referéndum del 6 de diciembre de 1978 que la dio por válida. Una constitución como pocas, pero que todavía hoy suscita discusiones.
No obstante, lo mas importante de ella es que nos ha dado libertad y oportunidades, tanto para los que aquí vieron por primera vez la luz del sol como para los que, en un acto de retorno a la Madre Patria en busca del mismo sueño que obligo a nuestros antepasados a zarpar al otro lado del charco, aquí estamos.
Viva la democracia, viva la Constitución. Sin embargo, necesitamos que se avance en un sin número de temas sociales, que la Ley Fundamental sea una ley para todos, sin excluir a las minorías y sin que se interpreten sus conceptos con excesivas cargas morales y religiosas que impidan el ejercicio pleno de los derechos de los ciudadanos españoles. La despenalización del aborto, la ratificacion del matrimonio y la adopción por parejas homosexuales, la ley de memoria histórica... todas recogidas en leyes de desarrollo de la constitución, pero a algunas de las cuales aún se les niega validez y se encuentran recurridas ante los órganos de decisión constitucionales.
Vergüenza general, porque esta y otras razones hacen que la Constitución Española se encuentre a medias tintas, según como a unos le interese interpretar sus preceptos desarrollados en leyes. A medias tintas porque no es nada justo que mientras unos disfrutan de lo que ellos consideran bueno, normal y justo otros, sin embargo, se mueren de ansias por alcanzar la plena y total libertad, el ejercicio sin restricciones de sus derechos fundamentales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario