Hace unos días difundí una noticia a través de Twitter publicada por un diario de tirada nacional en la República Dominicana en la que se daba cuenta de las buenas relaciones que experimentan los ejecutivos dominicano y puertorriqueño y en la que se resaltaba la muy buena noticia de que el gobierno de la Isla del Encanto aprobará en lo próximo una ley con la que se otorgará a los dominicanos residentes en Puerto Rico de manera ilegal un documento de "libre circulación" que les permitirá con posterioridad regularizar su situación administrativa.
La noticia fue bien acogida por lo que eso supone para los dominicanos que residen desde hace muchos años en la tierra de Hostos. Ha sido muy celebrada por la autoridades dominicanas que se han mostrado dispuestas a colaborar.
Mi reflexión en Twitter iba en la línea de que si Puerto Rico reconoce el derecho de libre circulación a los dominicanos en su territorio, aunque estos se encuentren en situación irregular, ya es hora también de que la República Dominicana haga lo mismo con los nacionales haitianos que viven en el país.
Reacciones a favor y otras en contra (estas últimas sin ninguna argumentación objetiva que las sustente). Pero me causó especial atención las que esgrimió (tras mi requerimiento) el tuitero @OrtegaAbreu, un dominicano residente en España y que estudia en la Universidad de Sevilla, según reza su bio en la conocida red social.
Mi tuit fue el siguiente: #PuertoRico aprobará una ley q dotará a dominicanos ilegales de "documento de libre circulación". Ahora le toca a #RD hacerlo con #Haití.
A lo que @OrtegaAbreu me contestó: @AminArias es insostenible y poco adecuado, en estos momentos, que RD hago lo mismo con Haití.
Y le dije: @OrtegaAbreu Dime las razones. Confío en que lo puedas argumentar objetivamente.
Y estas son las razones que me da el compatriota: las contestaré una a una.
1. El número de dominicanos en PR no es el mismo que el de haitianos en RD .
Cierto. En República Dominicana hay un número significativo de haitianos que no sólo son los encargados de hacer los trabajos más duros que los dominicanos rechazan, como el corte de la caña. Trabajan en condiciones infrahumanas y en gran medida en semiesclavitud, sin derechos sociales, sin acceso a la sanidad, a la educación y a tener un documento de identidad que les permita ejercer los derechos más básicos que son inherentes a todo ciudadano, independientemente del lugar del planeta en donde haya nacido.
Sus hijos nacidos en territorio dominicano no son reconocidos como tales por la absurda aplicación del ius sanguinis, que no deja de ser una excusa para negar la nacionalidad a cientos de niños y niñas a los que se les impide estar escolarizados o tener cualquier derecho básico.
Por si a alguien se le olvida los dominicanos que han entrado en Puerto Rico en su mayoría lo han hecho mediante los mortales viajes en yola. Ellos no han llegado allí en avión o cruzando legalmente el Canal de la Mona en ferri. Lo han hecho sin documentación y allí han encontrado trabajo, en condiciones también diferentes a la de los mismos puertorriqueños, pero el trato y la evolución que han tenido en aquel país es totalmente distinta. A los hijos de dominicanos nacidos en PR se le reconoce como puertorriqueños, nunca se les ha negado el derecho a la escolarización y el acceso a la salud.
Pero lo más sorprendente de todo es que esas posturas xenófobas sigan teniendo predicamento en personas que han visto mundo, que han salido del país, como el amable tuitero que intervino en el debate. Como dije él vive en España, como yo, donde ambos gozamos (hasta el momento) de una educación y sanidad públicas y universales, que ha servido (hasta la aprobación de la nefasta ley sanitaria de la Ministra Mato hace un año) para atender a todos y a todas por igual, tengan o no papeles legales.
¿Si disfrutamos de unas cosas por qué se las negamos a otros? ¿A caso no son también seres humanos? ¿O es que el rancio nacionalismo y ese odio perpetuo hacia Haití, contra los negros, nos impide ver la realidad del mundo?
Muchos dominicanos viven en España de forma irregular. Llegaron en avión con "machetes", como turistas o como estudiantes y se han quedado. Una gran parte se ha beneficiado de la reagrupación familiar, cosa que también podría aplicarse en RD con los familiares de los haitianos que trabajan y residen en el país, y conformamos una población que supera los 100.000 (si contamos a los nacionalizados y a los que no están en ningún registro oficial).
2. Las injustificables medidas comerciales adoptadas por Haití en contra de RD.
¿Cuáles medidas? ¿La de los pollos? Pero por Dios!
A esto voy a responder sólo con un ejemplo: Si yo fuese el Presidente de la República Dominicana y la salud de mis conciudadanos estuviera en peligro por la extensión de una enfermedad, o de lo que sea, que pudiera causar graves estragos en la población, sería el primero en autorizar la paralización del comercio del producto que estuviera en tela de juicio hasta tanto se descartara cualquier peligro.
Es una reacción lógica y no es ninguna afrenta contras RD como se ha pretendido vender desde la derecha mediática y política del país. El conflicto de los pollos y los huevos fue una pantomima que lo único que produjo es vergüenza a los que tenemos dos dedos de frente. Ese tipo de cuestiones se resuelven en los despachos y con la mayor discreción porque son cuestiones que afectan directamente a la imagen del país y sobre todo a su economía.
La estrategia de los Vincho Castillo y otros altos cargos del gobierno y de la oposición, legisladores y hasta representantes de distintas confesiones religiosas, fue sumamente penosa y totalmente errónea, y lo único que provocó fue el pulso entre ambos gobiernos. Haití también quiso defender su soberanía, ya que a muchos se les olvida que también es un país soberano como la RD y que decide internamente lo que le conviene o no.
3. y el más importante el grado de integración de los haitianos en RD es casi nulo.
Me lo dijo de verdad y yo lo he flipado en colores y en televisor de plasma para mas INRI. Y le contesto: No puede haber integración cuando la misma no se hace de forma bidireccional. Es decir, no sólo los haitianos tienen que integrarse (eso sería asimilasionismo, que está demostrado es un fracaso como modelo de integración. Sólo hay que ver a Francia y sus conflictos sociales), los dominicanos deben contribuir a lo mismo y hacerse coparticipantes del proceso de interculturalidad que supone la interacción con Haití, o con los nacionales de cualquier país que lleguen a la República (teneos chinos, árabes, sudamericanos, europeos, etc). Lo que hemos hecho en RD es promover la "guetización" de los haitianos confinandolos en los bateyes y con extremo cuidado de no puedan salir de ahí.
Cabe preguntarse si los dominicanos que residimos en otros países hemos adoptado las costumbres de esos países así sin más. La respuesta es NO. Hemos, mayoritariamente, hecho un vínculo de convivencia, que por demás es normal, y en algunos países, como en los EEUU, por ejemplo, hemos mantenido nuestra identidad intacta, gracias al modelo multicultural que explotan, que por demás no es tampoco el más recomendable.
En definitiva, el grado de integración de las personas va a depender de qué modelo apliquemos. En España parece fácil para nosotros los dominicanos por el idioma y otras cuestiones. Pero la realidad es que en este país se ha entendido la integración como algo que corresponde a ambas partes. Si no no se explicaría porqué se integran los árabes o los nacionales de los países del este.
República Dominicana es la única responsable de los problemas aún no resueltos con los nacionales haitianos que residen en su territorio. La xenofobia es lo que ha marcado el accionar del Estado, impregnado de elementos racistas y un odio por conflictos históricos que a doscientos años vista ya deberían haberse superado.
Pues lo dicho: en Puerto Rico dan papeles a los dominicanos, en RD deberían hacer lo mismo con los haitianos, aunque sólo sea por respetar los fundamentales derechos humanos.